¿Quién mató a Manuel Buendía?

Revisar los acontecimientos de la historia política es fascinante. El documental de Netflix «Red privada: ¿Quién mató a Manuel Buendía?», Filmado el 30 de mayo de 1984 en plena calle, intenta arrojar luz sobre su asesinato. Se basa en testimonios de periodistas contemporáneos de Don Manuel, algunos funcionarios relevantes de la época y otros protagonistas.

El mayor acierto son los extensos comentarios de Jorge Carrillo Olea, un viejo tiburón del drenaje profundo de la política, entonces subsecretario de Gobernación. La primera hora de la película está dedicada a los múltiples presuntos delincuentes a los que Don Manuel se dedicó a pisarles los callos: la CIA, el narcotráfico y los políticos coludidos (sostuvo que Bartlett era), la extrema derecha de los Tecos de Guadalajara, Rubén Figueroa y su imperio cacical en Guerrero, e incluso el presidente de Madrid. Buendía tenía fama de tener extensos archivos sobre sus investigaciones de colusiones entre políticos, cárteles y la CIA. Lo primero que desapareció minutos después del crimen fue el expediente completo de Don Manuel.

Entre los entrevistados, Juan Rafael Moro Ávila Camacho, sobrino nieto del expresidente y acusado de haber apretado el gatillo por lo que pasó casi 20 años en el Penal Norte entre 1989 y 2009, podría haber sido mejor utilizado en el documental. Moro aporta más elementos en una interesante entrevista de Olmo Robles en www.milenio.com el 11 de julio de 2016. Moro era agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), motociclista habilidoso, experto en artes marciales y manejo de armas. Se llamaba a sí mismo «el mexicano Serpico, yo era realmente un policía», dice. Moro declara que su jefe, José Antonio Zorrilla Pérez, director de la DFS, le ordenó acudir al lugar de los hechos y que, cuando llegó en su motocicleta, otro agente conocido como Chocorrol de repente «me colgó como un mono». «y le dijo apresuradamente» ¡vamos, vamos, vamos! » Testigos indicaron que los asesinos fueron los dos que huyeron en motocicleta. Posteriormente fue ejecutado El Chocorrol y Moro sostiene que este agente fue quien disparó.

Moro señala: “Todo fue un ajuste de cuentas político. En el gobierno de de la Madrid querían culpables, chivos expiatorios y acabamos tras las rejas, yo, Zorrilla y otros tres agentes, gracias a una hábil maniobra del abogado Morales Lechuga. Yo no lo maté, soy inocente ”.

El personaje más enigmático de esta historia es Zorrilla Pérez. Era ambicioso por la gobernación de Hidalgo y obedecía las órdenes superiores sin dudarlo. La investigación de 300 teorías delictivas culminó en 1989 con el encarcelamiento de Zorrilla como autor intelectual. En 2013 fue liberado brevemente y regresó a prisión por otros cinco años hasta 2018. Nunca ha declarado nada sobre el caso y no quiso participar en el documental. Evidentemente este silencio apunta a lo que dice otro viejo lobo de mar, Coello Trejo: «Fue un crimen de Estado»; «Un crimen perfecto» agrega Moro. Así que nunca se conocerá la respuesta que plantea el título del documental. Zorrilla, que debe saber la verdad, la llevará a la tumba.

Gorjeo: @frubli

Economista

Revista IMEF

Economista egresado del ITAM. Tiene estudios de maestría y doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacional. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno de Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Gobernación, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macro-Financiero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Internacional Economía y Analista.

Deja un comentario